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la infancia y su efecto en las relaciones laborales

Cómo afecta la infancia en tus relaciones laborales

¿Qué tipo de infancia tuviste? ¿Lo que aprendiste está dificultando tus relaciones laborales debido a tus comportamientos?

Tendemos a juzgar de manera fácil y ligera el comportamiento de nuestros colaboradores, proveedores o clientes, sin embargo, no vemos lo que detrás de cada comportamiento hay un aprendizaje que le da alguna ganancia a las personas, y por eso deciden mantener ese comportamiento.

Tales de Mileto, el gran filósofo, matemático, geómetra, físico y legislador griego dijo “La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás”.

Todas las personas, sin importar preferencias de comportamiento, carácter o personalidad, necesitamos haber recibido amor durante la infancia. No haberlo recibido, puede provocar una falta de empatía en la edad adulta, generando una especie de “anestesia emocional”, y por lo tanto, indiferencia hacia las emociones de otros. Una persona que no recibió amor de pequeño, normalmente reprime y niega sus emociones por temor a verse vulnerables.

Daniel J. Siegel, profesor clínico de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles y codirector del Mindful Awareness Research Center, dice que un niño debe aprender a conectar y sintonizar con sus padres, de lo contrario se producen traumas, que al ser muy dolorosos, pueden producir un bloqueo en el cuerpo calloso que conecta el hemisferio derecho con el izquierdo, paralizando así su capacidad de sintonizar. Cuando una persona tuvo una infancia o adolescencia traumática se crea un vacío afectivo que trata de compensar con comportamientos negativos en la vida adulta.

Eso resulta en adultos oscos, con muchos miedos y comportamientos negativos que dificultan buenas relaciones laborales y que, como empresario, muchas veces te sacan de quicio.

Podemos ver, por ejemplo, el caso de Walt Disney, quien perdió a su mamá y esto se ve reflejado en sus películas donde vemos que siempre falta uno o ambos de los papás: Blancanieves, La Bella y la Bestia, Bambi, La cenicienta, Peter Pan, Aladdín, etc. etc.

Cuando de pequeños o jóvenes adultos, no tuvimos el acompañamiento de figuras de apego sanas que demostraban amor mientras nos guiaban por límites claros, esto puede provocar que nos comportemos de manera agresiva o impulsiva. Este comportamiento destructivo genera reacciones de rechazo de las personas a nuestro alrededor, lo que hace que se refuerce el sentimiento de falta de amor, abandono o rechazo al que acostumbramos, generando baja autoestima, frustración, insensibilidad emocional, trastornos de la personalidad, ansiedad, depresión, una búsqueda implacable de emociones intensas, adicciones a sustancias e inclusive problemas en poder elegir una pareja o en mantener una pareja.

Más que explotar y reaccionar ante los comportamientos de otras personas, debemos aprender a ser tolerantes, a desarrollar nuestra inteligencia emocional para aprender a gestionar nuestras propias emociones y dejar de juzgar al otro.

En mis sesiones de coaching ejecutivo aconsejo que la próxima vez que un colaborador, un cliente o un proveedor quiera maltratarte o maltratar a alguien, sería bueno que antes de juzgar, recapacites que no es contra ti ni contra nadie más lo que esa persona está haciendo, es contra ella misma, quiere reforzar lo que ha aprendido y está actuando con base a creencias limitantes que le están dificultando su vida. No digo que permitas comportamientos abusivos y fuera de los valores de tu empresa, sólo digo que seas más tolerante con la gente porque no sabes qué es lo que motiva ese tipo de comportamiento. Recuerda, cada persona hace lo mejor que puede con lo que sabe y con lo que tiene. Si ese comportamiento es lo mejor que sabe, tú podrías ser su gran golpe de suerte al cambiarle el patrón de reforzar el rechazo y al darle una oportunidad de aprender un comportamiento diferente.

Te invito a reflexionar unos momentos ¿Qué tipo de infancia tuviste? ¿Lo que aprendiste está dificultando tus relaciones debido a tus comportamientos? ¿Crees que lo mismo le pase a tus colaboradores, clientes y proveedores? ¿Qué podrías hacer para aprovechar estas situaciones y volverlas oportunidades de aprendizaje?

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