Charles Chaplin, considerado el símbolo del humorismo en el cine mudo y uno de los hombres más reconocidos de la cinematografía mundial dijo: “Hay que tener fe en uno mismo. Ahí reside el secreto. Aún cuando estaba en el orfanato y recorría las calles buscando qué comer para vivir, incluso entonces me consideraba el actor más grande del mundo. Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”.
A lo largo de mi trayectoria como coach empresarial me he encontrado con dueños de negocio que quieren tener un negocio próspero pero que aún no han sabido venderse a sí mismos la idea de su propio negocio, y por ende, no pueden compartirla con los demás.
Cuando tú compras una idea, la defenderás porque crees en ella. Cuando te queda claro en todo lo que puedes ayudar a la gente, entonces tendrás fe en tu producto o servicio y esa fe se convertirá en convicción.
Si no estás vendiendo como te gustaría, si las ventas andan flojas, entonces o tú o tu equipo de ventas no se están vendiendo la idea correctamente. La confianza en tu producto atraerá a la gente porque saben que es algo que tú mismo usarías. Si no estás así de convencido, se va a notar y la gente de manera inconsciente va a ver que hay una incongruencia en tu comunicación.
La convicción debe ser tan grande que se vuelva mucho más importante para tus clientes que cualquier cálculo de precio que puedan hacer sobre tus productos o servicios. Por eso es por lo que hay marcas que venden productos ridículamente baratos a precios exorbitantes. Se han vendido tan bien la idea del honor, de su misión y de las causas que defienden, que están convencidos de que su trabajo es necesario. Ellos ya no piensan, operan según su entrenamiento. No tienen mucho que pensar porque ya tomaron su decisión y creen en ella hasta lo más profundo de su ser. Por eso logran hacer cosas que parecería imposible hacer.
Las ventas no se tratan de aprender a andar en bici como amateur, sino de volverte un profesional del ciclismo. Saber cocinar no te convierte en chef, saber manejar no te hace piloto de Fórmula Uno.
Un empresario próspero, exitoso y profesional primero se vendió así mismo la idea de lo que hace por los demás. Debes creer 100% en los beneficios de lo que vendes y debes desear genuinamente que la gente los pueda disfrutar. Cuando esto sucede no hay nada que te pese hacer por tu negocio.
Nunca intentes venderle a alguien más algo que tú mismo no te has vendido a ti mismo. Cada vez que te cueste trabajo conseguir lo que quieres, pregúntate qué tan convencido estás de lo que quieres conseguir. Quizás tengas dudas o viste o escuchaste algo que te cause confusión. Sea lo que sea eso que te genere duda, encuéntralo y tíralo a la basura.
Reflexiona unos minutos ¿Estás seguro de que lo que vendes puede ayudar a otras personas? ¿Serías capaz de poner en juego tu patrimonio por tu negocio? ¿Tu equipo de marketing y ventas siente esta convicción por los productos o servicios que ofrecen? ¿Qué tan bien se han vendido todos en tu empresa la idea del negocio?
Conoce cómo puedo apoyarte a llevar a tu negocio al siguiente nivel. Mis servicios de coaching.
Te invito a conectarte conmigo en mi podcast en vivo de lunes a viernes en mi perfil de LinkedIn
Si te interesan estos temas recibe mi newsletter semanal de LinkedIn