Elon Musk, el empresario, inversor y magnate fundador de Tesla Motors, SpaceX, SolarCity, PayPal y muchas otras compañías, menciona: “Creo que es muy importante contar con un circuito de retroalimentación, donde estás constantemente pensando en lo que has hecho y cómo se podría estar haciendo mejor”. Por su parte Bill Gates, fundador de Microsoft, dice que “Todos necesitamos personas que nos den su opinión. Así es como mejoramos”
Estos dos genios de la tecnología se colocaron en las posiciones que hoy están, por su gran talento, pero también por su gran habilidad para escuchar la retroalimentación. Debido a que no fuimos educados a aceptarla como algo bueno, es difícil desarrollar esta habilidad, porque podríamos herir los sentimientos de otras personas y eso daña las relaciones. Por lo cual se acostumbra a dar una más retroalimentación neutra y genérica, porque así es más agradable, pero esta ha demostrado que no ayuda a mejorar a nadie.
Una verdadera retroalimentación valorativa nos ayuda a reconocer puntos exactos en los que podemos mejorar y debe incluir todo lo agradable y también lo no tan agradable. Así es que cuando la gente pretende cuidarnos y ser amables con nosotros, nos limitan información crucial para mejorar.
En mis sesiones de coaching empresarial, les remarco los dueños de negocio que debemos ser eficaces y para esto es importante que tanto nosotros como nuestros principales líderes aprendamos a dejarnos de aislar de la conspiración del silencio que nos mantiene con una falsa satisfacción en la ignorancia.
Una investigación realizada a casi 400 ejecutivos altamente eficaces, mostró que son así de eficaces porque utilizan su inteligencia emocional para descubrir sus áreas de mejora, son muy empáticos y utilizan la conciencia de sí mismos para supervisar sus propias acciones y la forma en la que reaccionan las demás personas ante sus acciones.
Son personas muy abiertas a la crítica de sus ideas y valoran la importancia de “los abogados del diablo” que tienen a su alrededor y que saben que les dirán lo bueno y lo malo. Por otro lado, los menos eficaces sólo aceptaban la retroalimentación positiva.
No siempre vamos a tener la oportunidad de contar con información fidedigna sobre nuestro actuar como líderes, así como tampoco tendrán esta oportunidad tus principales directivos o gerentes, por lo que es muy importante que tanto tú como tus principales líderes aprendan a desarrollar una conciencia de sí mismos.
Esta conciencia es uno de los dominios más importantes de la inteligencia emocional, porque nos permite estar presentes, escuchando, observando nuestras acciones y desde dónde están motivadas estas acciones. Esta autoconciencia es una gran habilidad que no se nos enseñó y que le falta a la gran parte de la población.
Si a todos nos enseñaran técnicas de control emocional a corta edad, no tendríamos tantos ataques de ira, crímenes pasionales, guerras, chismes, cizañas, etc.. Si todos hubiéramos aprendido a autoregularnos y a observarnos desde pequeños, hoy el mundo sería otro. Y la otra cosa muy buena que también nos da la autoconciencia de nosotros mismos es que nos permite darnos cuenta qué reacción tienen las personas a nuestro alrededor con nuestro comportamiento, esta retroalimentación instantánea también es muy útil para autorregularnos.
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